Tómate tu tiempo para comenzar y despierta tu excitación con fantasías, películas o libros eróticos. Siéntate con la cadera un poco adelantada y las piernas abiertas de par en par.
Cuando estés lista, ponte en los dedos corazón e índice un poco de lubricante. Este paso es imprescindible porque el ano no lubrica de forma natural.
Para que la experiencia sea mejor es muy importante relajar los músculos de la zona, así que hazte un masaje en la entrada del ano. ¡Pero sin entrar, eso irá luego!
Si ves que sigues tensa, ayúdate con un relajante anal. Este producto crea una película protectora que reduce un poco la sensibilidad pero no anestesia la zona. Así podrás relajarte y empezar a disfrutar.